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El presidente, sin mayoría en el Parlamento y cada vez con menos apoyos, reúne a los líderes de los partidos de la oposición para discutir temas prioritarios
el presidente francés Emanuel Macroncomenzó el fuerte rumbo político: con un largo reunión con líderes de la oposición abordar las cuestiones que más les preocupan, pero sobre todo poner a prueba también buscando aliados y apoyo a futuras reformas. Macron quiere salir del estancamiento político en el que puede encontrarse en los próximos meses, ya que carece de mayoría en la Asamblea y tiene cada vez menos apoyo.
A puerta cerrada, sin móviles y sin presencia de colaboradores: sólo Macron y los 11 representantes del arco político francés. La reunión comenzó a primera hora de la tarde y está previsto que continúe con una cena. En la mesa de debate: los temas que preocupan al Gobierno y a la oposición y sobre los que el Ejecutivo pretende actuar en el corto plazo, según el caso ley de inmigraciónuno de los temas más delicados para el país.
En la cita, a la que también asistió el Primer Ministro, Elizabeth Bourne, y los presidentes de la Asamblea y del Senado, tiene lugar en la Maison d’ducation de la Lgion d’Honneur, en Saint-Denis, a las afueras de París. Una oportunidad para que los líderes de los partidos transmitan a Macron sus “propuestas sobre cómo abordar los grandes desafíos internacionales” y sobre “los desafíos de educaciónEL integraciónEL desigualdad y respeto a las autoridadesDice Elseus.
El objetivo final es “acordar algunas propuestas de medidas rápidas”, que podrían traducirse en leyes “tras el acuerdo del Gobierno con el Parlamento o las propuestas del referéndum”, añade Elseo.
El nombramiento se produce en un contexto complicado para Macron, no sólo por la falta de apoyo parlamentario, sino también porque creciente descontento social. Hace dos meses, el país vivió la peor ola de inquietud en décadas, provocado tras la muerte de un joven baleado por un policía en un puesto de control. El gobierno es consciente de que la calle es una olla a punto de estallar.
La ola de disturbios, que fue particularmente virulenta en los barrios marginales franceses (los llamados Banlieue), se produjo apenas dos meses después de otra rebelión en las calles: la provocada por la polémica reforma de pensiones, a lo que se opuso casi todo el país. En dos días se aprobará por la fuerza la ley que eleva la edad de jubilación de 62 a 64 años (por decreto, sin votación parlamentaria), tras meses de protestas y una moción de censura que casi derribó al Gobierno.
La Ley de Inmigración, otro de los grandes frentes de Macron, debía empezar a tramitarse inmediatamente después, pero el Gobierno decidió aplazarla por falta de apoyo y también porque quería calmar el clima social. Abrir este melón después de la crisis de las pensiones habría inflamado aún más al país.
Esta norma deberá empezar a debatirse ahora y es uno de los grandes retos del otoño. “El presidente quiere que la reunión sea productiva”, afirmó el portavoz del gobierno. Olivier Vrandespués del consejo de ministros. Las partes asistieron a la reunión con mucho escepticismo. “Acepté esta invitación sin hacerme ilusiones”, afirmó. Jordan Bardellapresidente de Reagrupamiento Nacional, el partido de extrema derecha Marine Le Pen. “Hay dos cuestiones clave, como el poder adquisitivo” y “la celebración de un referéndum sobre inmigración”, señaló. “Vinimos a decirle a Macron lo malas que son sus políticas para el país”, explicó. Manuel Bompardcoordinador de Francia rebelde.
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