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El objetivo de la familia Ortega y del Frente Sandinista de Liberacin Nacional (FSLN) se centra en controlar las 153 alcaldas del pas
Un ao despus de las fraudulentas elecciones presidenciales, el dictador Daniel Ortega reabri este domingo las urnas de su pas para designar a los poderes municipales. Las condiciones de la farsa dominguera, con la “participacin” de partidos colaboracionistas y el control total del pas, son muy parecidas, incluso peores, que en 2021 por culpa de la “escalada totalitaria y el cierre absoluto del espacio cvico”, como lo define Olga Valle, directora del Observatorio Urnas Abiertas.
El objetivo de la familia Ortega y del Frente Sandinista de Liberacin Nacional (FSLN) se centra en controlar las 153 alcaldas del pas, donde ya “reinan” varios de sus dirigentes ms fieles, que estn incluso sancionados por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Sadrach Zeledn en Matagalpa, Francisco Valenzuela en Estel y Lenidas Centeno en Jinotega fueron piezas importantes en el esquema de represin contra el levantamiento popular de 2018 y contra la lucha posterior de la oposicin y la sociedad civil, incluido el encarcelamiento de siete precandidatos presidenciales.
La jornada, a falta de los resultados oficiales, cumpli con las expectativas: centros semivacos, votantes acarreados, detenciones, presin para los cercanos al poder… “Elecciones a la cubana: el partido designa a los candidatos y supuestamente la gente vota”, resumi el analista y exdiputado Enrique Senz, hoy en el exilio.
“Estas elecciones que no son elecciones son ms bien un proceso para reafirmar el control que tiene el FSLN sobre las municipalidades a travs de procesos fraudulentos, adems de validar la toma de algunas alcaldas, como la de Wiwil. En este ao se ha producido un aumento significativo de la persecucin, amplindose al plano religioso, que influye directamente en la cifra de votantes”, resumi para EL MUNDO la dirigente Alexa Zamora, integrante del Consejo Poltico de la Unidad Nacional Azul y Blanco.
El sandinismo tom militarmente las cinco alcaldas que estaban en manos de la oposicin, pero no puso mayor traba para que sus habituales socios colaboracionistas, como el Partido Liberal Independiente (PLI) o la Alianza Liberal Nicaragense (ALN), volvieran a presentarse. En Nicaragua los llaman los “partidos zancudos”, esos mosquitos de patas largas que se acostumbran a vivir en cualquier condicin.
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