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El Alto Representante de la UE para Política Exterior, Josep Borrell, denunció que en su intento de impedir la creación de un Estado palestino, el Gobierno israelí no sólo creó el grupo terrorista palestino Hamás, sino que también lo financió para debilitar a la Autoridad Palestina.
Durante su discurso tras ser investido doctor honoris causa por la Universidad de Valladolid (UVA), Borrell defendió el reconocimiento del Estado palestino y señaló que desde hace 30 años, por mucho que todo el mundo apoye la solución de dos Estados, “Nunca hicimos mucho para conseguirlo”.
“La buena noticia es que hay gente dispuesta a hacerlo, y la mala es que en Israel, en particular, su Gobierno se niega rotundamente”, como afirmó ayer su primer ministro, Benjamín Netanyahu, quien, según Borrell, ” ha boicoteado personalmente” durante los últimos 30 años”, decía la solución.
“Sí, Hamás fue financiado por el Gobierno de Israel para intentar debilitar a la Autoridad Palestina”, liderada por Al Fatah, apuntó.
Ante esta situación, Borrell sostuvo que “hay que imponer desde fuera una solución de dos Estados para traer la paz” a la región. Así, advirtió que “si no intervenimos con fuerza, la espiral de odio y violencia continuará de generación en generación, de funeral en funeral, cuando florezcan las semillas del odio que hoy se están sembrando en Gaza”.
El jefe de la diplomacia europea sostuvo que tanto el conflicto palestino-israelí como el actual en Ucrania, aunque diferentes, “tienen una base en la cuestión territorial”. En el caso del primero, “enfrenta a dos pueblos que tienen los mismos derechos legítimos a vivir en la misma tierra”.
Sin embargo, añadió, “en la práctica, uno disfruta de este derecho más que otro, que ha sido reducido al exilio y a la ocupación, porque era el más fuerte”. Por este motivo, añadió, “hoy es totalmente ilusorio pensar en una confederación palestino-israelí y la única solución posible, si excluimos la desaparición de uno de los partidos, es la creación de dos Estados”.
En cuanto a Ucrania, el conflicto enfrenta a un Estado soberano “contra una potencia imperialista incapaz de desprenderse de una visión colonial de su identidad”. “Rusia sigue siendo incapaz de definirse como una federación de naciones” y quiere ser una potencia imperial, afirmó.
Para Borrell, hasta que se solucione el problema de “la identidad política de Rusia”. el país seguirá “siendo una amenaza para sus vecinos” y para Europa.” “Su sistema político seguirá siendo el que es, un régimen autoritario, nacionalista y, lamentablemente, violento”, lamentó.
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