Brasil elige presidente bajo el temor de una peligrosa transicin

• Elecciones Brasil decide su rumbo poltico en plena “emergencia democrtica”

Si algo sobr en la campaa presidencial brasilea, eso fue el ruido. Ruido en los debates, ruido en las redes sociales repletas de fake news, ruido en el ida y vuelta entre los candidatos, ruido en el propio discurso de los presidenciables, que muy lejos estuvieron de dar una visin clara del pas que quieren a partir del 1 de enero de 2023. No, a las elecciones de este domingo se llega tras meses de mirar hacia atrs y de denigrar al adversario. La palabra ms mencionada? Ladrn.

“Voy a ganar en la primera vuelta”, dijo el presidente Jair Bolsonaro una y otra vez en los ltimos das, ignorando las encuestas que marcan una ventaja de entre 10 y 15 puntos para Luiz Incio Lula da Silva, lder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) y dos veces presidente entre 2003 y 2011. La pregunta antes de una eleccin que convoca a 156 millones de personas a las urnas es si Lula lograr llegar al 50% de los votos vlidos para ganar en la primera vuelta o si habr balotaje el 30 de octubre.

La otra pregunta, que excede los lmites de la primera economa de Amrica Latina, es qu Brasil se proyectar al mundo. En la primera dcada del siglo XXI, al hilo de las muy buenas presidencias de Fernando Henrique Cardoso y del xito econmico de Lula, Brasil se proyect como un actor de peso que los grandes del mundo quisieron sentar a su mesa. El pas influa, atraa inversiones, grandes eventos como el Mundial de Ftbol 2014, los Juegos Olmpicos 2016 y cumbres de todo tipo. En paralelo se conformaba la alianza con Rusia, China e India, aquel BRIC devenido en BRICS tras la incorporacin de Sudfrica.

De todo eso queda poco y nada. Al fallido gobierno de Dilma Rousseff, destituida con polmica en lo que algunos califican de “golpe” mientras otros sostienen que fue la estricta aplicacin de los mecanismos institucionales, le siguieron el interregno de Michel Temer y cuatro aos de Bolsonaro que, en trminos de proyeccin exterior del pas, es uno de los momentos ms bajos de su historia.

Bolsonaro, un derechista duro de 67 aos, no se priv de nada: si le mentaban la Amazona y el cambio climtico responda insultando a la esposa del presidente de Francia, si le hablaban de Argentina, su socio principal en el Mercosur, descalificaba a su presidente. “Comunista”, deca de Alberto Fernndez y de cualquiera que no se plegara a su credo ultraliberal, pseudo-mstico y favorable a las armas. Europa dej de ver a Brasil como un socio confiable, a la espera de tiempos mejores, y Brasilia se qued ms aislada an tras la salida de escena de Donald Trump y la llamativa visita de Bolsonaro a Vladimir Putin das antes de que el jefe de Estado ruso lanzara la invasin a Ucrania.

Este domingo, tras depositar su voto en Sao Bernardo do Campo, ciudad en la regin metropolitana de Sao Paulo donde inici su carrera poltica, Lula da Silva, ha manifestado que el pas necesita “recuperar el derecho de ser feliz”. “Queremos un pas que viva en paz, con esperanza y que crea en el futuro”, declar Lula a los periodistas, segn recoge la agencia EFE.

Por su parte, Bolsonaro ha acudido a votar en un colegio electoral en la Villa Militar de Ro de Janeiro, vestido con una camiseta deportiva amarilla con el cuello verde y la bandera nacional estampada en el pecho, y aparentemente, llevando un chaleco antibalas debajo. “Estamos tranquilos. En primera vuelta, se deciden hoy las elecciones“, ha dicho el actual presidente brasileo.

La deflacin

En el frente interno, Bolsonaro ha logrado algo que el resto el mundo mira con sorpresa: deflacin. Una fuerte rebaja de impuestos en los combustibles ayud para ese resultado, en el contexto de una economa que se mueve con fuerza tras la pandemia, herencia de Paulo Guedes, el ministro de Hacienda que result ser mucho menos ultraliberal de lo que se presuma.

La economa no es, ciertamente, la principal incgnita. Gane Lula o gane Bolsonaro, estar en manos de profesionales sin propensin a los experimentos. Brasil no es Argentina. Las mayores preocupaciones pasan por el clima de violencia creciente que se vive en el pas, al que no es en absoluto ajeno la proliferacin de armas entre civiles: en los cuatro aos de Bolsonaro, la venta de armas para particulares creci un 500% y aliment, tambin, al narcotrfico que controla importantes sectores de las favelas, parte invariable del paisaje de las grandes ciudades brasileas.

Lula, de 77 aos y en prisin entre 2018 y 2019 por el escndalo de corrupcin conocido como ‘Lava Jato’, insiste en que su misin ser unir y calmar Brasil. Es la sexta campaa presidencial del ex lder sindical, que lleva como candidato a vicepresidente a Geraldo Alckmin, miembro del Partido de la Social Democracia Brasilea (PSDB) y su rival en el balotaje de 2006. La situacin de “emergencia democrtica” que ambos denuncian los llev a unirse.

Mientras se vota, Brasil, uno de los mayores productores de alimentos del mundo, sigue teniendo el hambre como asunto irresuelto. Un reciente estudio de la Red Penssan (Red Brasilea de Investigacin en Soberana y Seguridad Alimentaria y Nutricional) y el Instituto Vox Populi determin que 33 millones de brasileos pasan hambre, en un pas con 210 millones de habitantes.

Consciente de ello, Bolsonaro busc ganarse el voto de los productores rurales y de las clases bajas intentando frenar la subida del precio de los alimentos: aquella visita a Putin tuvo tambin que ver con eso, porque el ruso le garantizo fertilizantes y gasoil a buen precio.

Y con la campaa apurada hasta el final, ya que en Brasil no existe jornada de reflexin, la duda que persiste: en caso de perder en primera vuelta, aceptar Bolsonaro el resultado? Una duda legtima, porque es el propio presidente de Brasil el que desde hace meses impulsa a responder esa pregunta con un “no”. El recuerdo del Trump de 2020 se traslada al Brasil de 2022.