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La dictadura sandinista lanzó esta semana una feroz cacería contra sacerdotes en el país
La Iglesia Católica en Nicaragua ha lanzado un grito desesperado pidiendo ayuda al mundo ante el último ataque del líder Daniel Ortega en su contra. “El único dictadura sandinista “lanzó esta semana una feroz caza contra los sacerdotes, llevando a algunos de ellos a prisión, que se unen a los dos obispos que ya estaban encarcelados”, testificó monseñor en sus redes sociales. Silvio José Bezobispo auxiliar de Managua en el exilio.
“Pido a los obispos y conferencias episcopales del mundo que no nos abandonen en este momento, que oren por la Iglesia en Nicaragua y que se solidaricen y levanten la voz para denunciar esto. SEGUIMIENTO ¡De la dictadura contra nuestra Iglesia!”, añadió el obispo exiliado, uno de los grandes símbolos de la lucha contra el régimen revolucionario.
Dos de sus compañeros, el obispo rebelde Rolando Álvarezconsideró Mandela de Nicaraguay el obispo isidoro del carmen mora, de la Diócesis de Siuna, permanecen en prisión a instancias de Ortega y su esposa, la copresidenta Rosario Murillo. Monseñor Álvarez, condenado a 26 años de prisión según la tradición del país, ya cumplió su condena 500 días en las peores celdas de la dictadura, ya que fue expuesto varias veces por el aparato de propaganda sandinista. Contra Mora es lamentable que en sus oraciones incluyera a Álvarez, odiado por la pareja presidencial luego de que arruinara el plan para expulsar a todos sus enemigos.
En las últimas horas ha aumentado el número de sacerdotes secuestrados por agentes policiales y paramilitares sandinistas. Cinco sacerdotes cayeron el viernes en manos del gobierno: Mons. Silvio Fonseca, director del Instituto Juan Pablo II, fue detenido tras impartir la Eucaristía en la parroquia Santa Faz; padre miguel monterrey, sacerdote de Nuestra Señora de la Candelaria en Managua, fue secuestrado a medianoche; Monseñor Miguel Mántica y sacerdotes Raquel Zamora y Gerardo José Rodríguez.
En total, hay 16 religiosos detenidos, aunque dos de ellos, sacerdotes Jade Guido y cicatriz escotofueron puestos en libertad bajo custodia.
Murillo aprovechó su homilía diaria en los canales estatales para atacar a estos sacerdotes “diabólicos”. “Lo más ridículo y divertido es que hay quienes hablan de la fe con palabras y sentimientos diabólicos. Los verdaderos demonios son los que sembraron el odio.Dijo la esposa de Ortega.
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