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El primer ministro francés, Gabriel Attal, visitó una granja ganadera el domingo, dijo su oficina, mientras los sindicatos agrícolas se preparan para organizar un “asedio” a la capital francesa para presionar al gobierno para que cumpla con sus demandas en materia de salarios, impuestos y regulaciones.
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Los líderes de dos de los sindicatos agrícolas más grandes de Francia dijeron el sábado que los miembros en las regiones alrededor de París “comenzarán un asedio indefinido de la capital”.
“Todas las carreteras principales que conducen a la capital estarán ocupadas por agricultores”, añadieron.
Los agricultores de Lot-et-Garonne, uno de los focos del movimiento de protesta en el sur de Francia, ya habían anunciado el lunes su intención de “ir a París”.
Pretenden bloquear el enorme mercado mayorista de alimentos de Rungis, al sur de la capital.
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Los agricultores franceses están furiosos por lo que consideran una presión sobre los precios de los productos por parte de los compradores industriales y de supermercados, así como por las complejas regulaciones ambientales.
Pero la gota que colmó el vaso para muchos fue la eliminación gradual de las exenciones fiscales sobre el diésel para equipos agrícolas.
La visita de Attal a una explotación ganadera en el oeste de Indre-et-Loire se produce dos días después de que anunciara una serie de concesiones tras el bloqueo de las principales carreteras hacia París y el sur del país por parte de los agricultores.
“Querías enviar un mensaje y lo recibí alto y claro”, dijo Attal, que atraviesa su primera gran crisis como primer ministro.
“A punto de estallar”
Attal dijo que el gobierno “pondrá fin” al aumento del precio del combustible diésel utilizado para la maquinaria agrícola, consecuencia de la eliminación gradual de las exenciones fiscales sobre el combustible.
También habría un fondo de emergencia para ayudar a los agricultores a combatir las enfermedades de su ganado.
A primera hora del sábado se levantaron algunos bloqueos y el tráfico se reanudó con normalidad en las carreteras.
Pero el último anuncio del sindicato agrícola FNSEA y de los Jóvenes Agricultores, que juntos representan a la mayoría de los agricultores franceses, vuelve a poner presión sobre Attal.
Sus concesiones “no han apaciguado la ira, hay que ir más allá”, declaró el presidente de la FNSEA, Arnaud Rousseau.
“Tenemos un gobierno que no se preocupa por sus agricultores”, afirmó Lucie Delbarre, secretaria general de la FDSEA de Pas-de-Calais.
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“Como pueden ver, esta es una olla a presión lista para explotar”.
“Establecer un rumbo”
Los manifestantes también atacaron los acuerdos de libre comercio entre la Unión Europea y los exportadores de alimentos, incluido un acuerdo con el bloque sudamericano Mercosur, que aún está en proceso.
Un grupo de manifestantes colgó la efigie de un granjero con un mono en una horca falsa cerca de la autopista A10 al oeste de París.
Pero los agricultores parecían divididos sobre si las concesiones de Attal eran suficientes.
El gobierno está trabajando para evitar que el descontento de los agricultores se extienda apenas unos meses antes de las elecciones al Parlamento Europeo, consideradas una prueba clave para el gobierno del presidente Emmanuel Macron.
François Ruffin, diputado del partido de izquierda La Francia Insumisa (LFI), dijo que el gobierno debe “marcar el rumbo de la agricultura francesa”.
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“Debemos decirle lo que debe hacer: ¿su objetivo es competir con las granjas industriales de Brasil o Ucrania, o su objetivo es alimentar bien a los franceses?”
(FRANCIA 24 con )
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