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Un nuevo servicio nocturno entre Berlín y París partirá de la capital alemana el lunes por la noche después de casi una década de pausa, a medida que los trenes nocturnos ganan popularidad como alternativa a los vuelos de corta distancia.
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La ruta será operada por los operadores ferroviarios nacionales francés y alemán SNCF y Deutsche Bahn, mientras que el material rodante será suministrado por la compañía ferroviaria austriaca OeBB, cuyos trenes ‘Nightjet’ ya atraviesan Europa central.
El viaje inaugural partirá de la estación principal de Berlín en presencia de ministros de París y Berlín, así como de responsables de las compañías ferroviarias.
La conexión nocturna regresa nueve años después de que se interrumpiera el servicio anterior.
Inicialmente solo funciona tres veces por semana, pero se espera que la frecuencia aumente a un tren por día a partir de octubre de 2024.
Los trenes nocturnos perdieron frente a la competencia de las aerolíneas de bajo coste y los trenes de alta velocidad a principios de siglo, y muchos servicios cerraron.
Pero el sector ha experimentado un renacimiento a medida que los pasajeros y los responsables políticos buscan una alternativa más limpia a los viajes aéreos.
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En 2020, el presidente francés, Emmanuel Macron, se fijó el objetivo de abrir 10 nuevos servicios nocturnos de aquí a 2030, y los resultados ya son visibles.
Además de la conexión con Berlín, ya se han puesto en servicio varias conexiones nuevas entre París y destinos periféricos de la Francia continental.
El gobierno francés ha invertido unos 100 millones de euros (108 millones de dólares) para reactivar la red y poner en servicio coches nuevos.
Para los clientes, las ventajas climáticas y el encanto de viajar en tren resultaron atractivos. En 2023, alrededor de 215.000 pasajeros tomaron el tren nocturno para llegar a su destino, un aumento del 15% respecto al año anterior.
Incluso si generan entusiasmo más allá de las filas de los entusiastas del ferrocarril, los trenes nocturnos siguen siendo una actividad no rentable para los operadores.
En Francia, muchas líneas se mantienen gracias a subvenciones, con nada menos que 10 millones de euros al año para la conexión a Berlín.
Sin dinero público, las compañías ferroviarias tendrían dificultades para ofrecer precios competitivos por una plaza en el vagón cama.
Estos desafíos, sin embargo, no han impedido que empresas privadas entren en el mercado, como la empresa holandesa European Sleeper, que lanzó un servicio Berlín-Bruselas a principios de este año.
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