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El gobierno francés prohibirá temporalmente casi toda la pesca comercial en el Golfo de Vizcaya para proteger a los delfines, para consternación de la industria.
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Se espera que la prohibición de un mes de duración frente a la costa occidental del país –la primera desde el final de la Segunda Guerra Mundial– entre en vigor el lunes y se aplicará tanto a los pescadores franceses como a los extranjeros. Sigue los llamados de los activistas ambientales para proteger a los mamíferos marinos, destacando un aumento en las muertes de delfines en la costa atlántica.
Desde Finisterre, en el extremo occidental de Bretaña, hasta la frontera española, la pesca cesará casi por completo hasta el 20 de febrero.
El jueves, el gobierno francés amplió la prohibición a todos los buques, independientemente de su origen, al tiempo que prometió apoyar a los pescadores y pescaderos. La prohibición fue ordenada inicialmente por el máximo tribunal administrativo del país, el Consejo de Estado.
El CIEM, organismo científico que supervisa los ecosistemas del Atlántico Norte, ha pedido durante años una pausa invernal para determinadas técnicas de pesca indiscriminadas, encontrando una feroz resistencia por parte de los pescadores industriales.
La organización estima que alrededor de 9.000 delfines mueren cada año frente a la costa atlántica francesa tras una captura accidental.
La prohibición afecta a los barcos de más de ocho metros y afectará a unos 450 buques franceses.
Los pescadores y grupos industriales denunciaron esta medida temporal.
“Es absurdo cerrar negocios como este durante un mes”, dijo a la Raymond Millet, un pescador de La Rochelle, ciudad de la costa occidental de Francia.
Millet, pescador desde hace cuarenta años, afirma que las embarcaciones de 9 a 11 metros de eslora “no son el tipo de embarcaciones que pescan delfines”.
Franck Lalande, propietario de dos barcos en Arcachon, teme que esta prohibición cause “problemas sociales”.
Dijo que la compensación prometida por las autoridades era insuficiente.
El Comité Nacional de Pesca (CNPMEM) denunció “ONG extremistas” y afirmó que los mamíferos marinos “no están en peligro”.
Las empresas procesadoras de pescado estiman que podrían perder más de 60 millones de euros (65 millones de dólares) debido a la prohibición.
El jueves, el Gobierno se comprometió a apoyar a la industria y activar “medidas parciales de desempleo y ayudas específicas, si fuera necesario”.
Algunos pescadores han sugerido que podrían hacerse a la mar a pesar de la amenaza de procesamiento, pero las autoridades locales han prometido intensificar las patrullas.
Philippe García, presidente de la asociación Protección de los Medios Acuáticos (DMA), declaró que a los pescadores les interesa respetar esta prohibición.
“Si los pescadores no siguen el juego, es contraproducente para ellos”, afirmó, porque la muerte de los delfines reforzaría los argumentos de los ecologistas.
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