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La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) tiene como objetivo regular la neurotecnología para garantizar la integridad mental del cerebro humano.
Esta acción tiene una gran convergencia con la inteligencia artificial (IA) y que, al igual que ella, plantea serios desafíos éticos.
Para cumplir con esta misión, representantes de la Unesco se reunieron este jueves con gobiernos y expertos de todo el mundo pertenecientes al organismo internacional.
El encuentro tuvo lugar en el marco de una Conferencia Internacional sobre Ética de la Neurotecnología celebrada en su sede de París.
“En este mundo que nos cambia y nos supera”, dijo Gabriela Ramos, subdirectora general de ciencias sociales y humanas de la Unesco, en la apertura de la conferencia, “parece que somos impotentes, pero no lo somos”, cita Agencia de prensa EFE.
Al respecto, indicó que si bien la neurociencia ha ayudado a comprender o tratar problemas como el Parkinson y el Alzheimer, estos avances tecnológicos podrían movilizar intereses mercantilistas.
“Particularmente importante y potencialmente dañina es la continua convergencia de la neurotecnología y la IA. Estamos avanzando hacia un mundo donde los algoritmos nos permitirán decodificar los procesos de pensamiento de las personas y manipular directamente los mecanismos cerebrales”, dijo.
La Unesco afirmó que la neurotecnología contó con una inversión pública de aproximadamente seis mil millones de dólares, lo que permitió acceder, controlar, investigar, manipular y/o emular el funcionamiento de los sistemas neuronales.
En el sector privado, la inversión se multiplicó por diez entre 2010 y 2020, a un total de $33.200 millones, y para 2027, con la comercialización de dispositivos neurotecnológicos, se estima que representarán un mercado de $24.200 millones de dólares.
La Unesco advierte que si la neurotecnología no se regula, podría ser una amenaza para los derechos humanos.
Por ello, se ha puesto sobre la mesa la idea de la creación por parte de la comunidad internacional de una agencia supranacional para la neurotecnología, al igual que la hay para la energía atómica.
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