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Un proyectil de ms de un metro y medio alcanz en su ausencia su apartamento de dos habitaciones
El sbado Liudmila Kharchenko se permiti excepcionalmente salir a buscar pan en la localidad ucraniana de Bajmut, escenario de atroces combates, pero cuando volvi a su apartamento encontr su vida en ruinas por un misil todava caliente que aterriz a los pies de su sof.
La mujer de 63 aos habitualmente no sale de su vivienda por los rudos combates que enfrentan a las tropas ucranianas y las fuerzas rusas en esta localidad del este de Ucrania. Pero ese da se aprest a salir, colocndose un poco de labial y llevando consigo sus bolsas de compras.
En primera lnea
Bajmut, el yunque de Ucrania
“Recib una llamada dicindome que estaban distribuyendo pan, entonces fui”, cuenta esta jubilada. Cuando lleg sus vecinos le dijeron que su edificio haba sido golpeado. “Corr a mi casa, esperando que se hubieran equivocado. Pero cuando llegu, vi el desastre”, relata, constatando que esta salida le salv la vida.
Delante de una pequea cmoda de madera que milagrosamente est intacta, conservando incluso una violeta en una vasija, Kharchenko se coloca la mano en la boca y se ahoga en un llanto.
Los bomberos llegaron unos 20 minutos despus del impacto, y sofocaron el incendio que dej ennegrecidas las paredes del apartamento de dos habitaciones ubicado en un conjunto residencial del norte de Bajmut.
El humo se va disipando por el agujero dejado por el impacto del misil y se avista un trozo de cielo azul. La cabeza del misil Smerch — que un mide ms de un metro y medio y est pintado de camuflaje — qued acostado encima de los restos de una alfombra carbonizada. En el otro extremo del saln, hay otro cilindro del mismo tamao que podra ser producto de un tiro de lanzacohetes. La explosin arranc los cuadros colgados en los muros y un retrato enmarcado en oro de la mujer y su marido aterriz en el sof, justo encima del misil.
Kharchenko se aventura un par de pasos dentro del apartamento y mira con sus ojos azules inundados por las lgrimas un agujero en el techo. “Este apartamento lo pagu con sudor y sangre”, afirma y luego entra en una calma parecida a un estado de conmocin mientras recoge algunas pertenencias para irse a la casa de su hijo, que est en otro barrio de la ciudad.
“Gracias a todos por haber sofocado el fuego, no se preocupen por los escombros, de eso yo me encargo”, dice. Segn las autoridades municipales, cerca de la mitad de los 70.000 habitantes de Bajmut se negaron a ser evacuados, pese a los combates diarios y los ataques con artillera.
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