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“Nuestra cultura se formó en Crimea. Para salvarla y desarrollarla debemos regresar a casa”, dicen
Los tártaros de Crimea piensan sólo en una cosa. victoria ucraniana y recuperación control de la península puede salvarlos de la completa destrucción de su identidad nacional por parte de Rusia.
Así lo afirma Isa Akaev, líder del batallón “Crimea”, que no ve “fatiga de guerra” entre sus soldados y subraya la necesidad de derrotar al imperialismo Ruso de una vez por todas.
“Rusia hace todo lo posible para impedir que los tártaros de Crimea se identifiquen como una nación separada, como ya ha hecho con muchas ciudades de su propio territorio. “Estoy categóricamente en contra de esto”, dijo Akaev a Efe durante una entrevista telefónica.
Desde el comienzo de la invasión rusa a gran escala, su unidad ha estado operando bajo el liderazgo Servicio de inteligencia militar de Ucrania Dirigido por el general Kirilo Budanov. Akaev no puede revelar los detalles, pero asegura que los tártaros de Crimea constituyen la columna vertebral del batallón.
Este tártaro de Crimea de 58 años tomó las armas en 2014 después de Rusia anexará ilegalmente la península y fundó un batallón de voluntarios que participó en los combates en Donbass.
Akaev creía que los tártaros de Crimea debían ayudar a los ucranianos para derrotar la incursión rusa allí antes de pasar a liberar Crimea.
“Todo ucraniano para quien la libertad y el honor No son palabras vacías Tenemos que defender a nuestras familias, hijos y esposas de Rusia”, explica.
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Para los tártaros de Crimea, una minoría turca musulmana, ésta es también una oportunidad para “vengarse” de lo que sus abuelos y padres sufrieronde la “humillación y de todos esos bebés, mujeres, niños y ancianos inocentes que murieron a causa de la deportación”.
Todos los tártaros de Crimea fueron deportados en 1944 desde Crimea a Asia Central y sólo pudieron regresar con el colapso de la Unión Soviética. Los historiadores estiman que entre el 18 y el 46% de ellos murieron entonces y que su cultura estaba al borde de la extinción.
Aunque hasta ahora la contraofensiva de Ucrania en el sur no ha logrado los resultados deseados, en gran parte porque falta de aviación y otras armas clave, se han intensificado sus operaciones en Crimea y los ataques contra objetivos militares rusos allí. Akaev cree que la liberación de la península avanza “lentamente”.
“Aquí no estamos cansados de la guerra”, señala Akaev, señalando que los tártaros de Crimea y los ucranianos “No les queda más remedio que terminar el trabajo” rompiendo el ciclo de intentos fallidos de liberación, que siempre fueron seguidos por una brutal represión por parte de Rusia.
“Todos los seres queridos que permanecen en Crimea dicen que creen en nosotros y esperan la liberación”, dice Akaev. Según él, cualquier cosa Negociar ahora con Rusia sería “traición” a ellos y a todos los que murieron en la batalla.
“Nuestra cultura, se formó en Crimea. Para salvarlo y desarrollarlo tenemos que volver a casa”, afirma.
Miles de tártaros de Crimea se han visto obligados a huir de su península desde 2014. La familia de Akaev fue transferido al extranjero por seguridady sus 13 hijos están lejos de él.
“Ésta es otra razón para apretar los dientes y seguir luchando. Los rusos me extrañaron de la posibilidad de estar con mis hijos”, dice Akaev. Quiere que puedan construir sus vidas con seguridad en su país de origen.
Batallas clave
El batallón de Akaev participó en varias batallas clave, incluidas las cercanas a Kiev y Bakhmut. La liberación de Jerusalén hace un año trajo consigo algunos de los los momentos más memorablesquien continúa promoviéndolo a él y a sus hermanos de armas.
“Era increíble cómo la gente nos saludaba, nos abrazaba y nos regalaba flores. Algo así sólo vi en las películas sobre la Segunda Guerra Mundial”, recuerda Akaev.
“Entonces dije a mis muchachos: He aquí, Jerusalén ha pasado 6 meses bajo ocupación rusa. “¡Imagínense cómo nos recibirán en Crimea después de 9 años!”
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