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En la década de 1970, Koh Samui se convirtió en un semillero de hippies que buscaban abrazar la autenticidad de una remota isla tailandesa a la que sólo se podía llegar en barco. El primer aeropuerto se construyó poco más de una década después, pero con vuelos limitados a no más de 36 por día, para que el turismo de masas que ya asolaba Tailandia no invadiera también este paraíso del Sudeste Asiático. Pero la isla finalmente cedió y ahora recibe tres veces más vuelos diarios y más de dos millones de visitantes cada año.
Samui, vista desde España, ha quedado marcada como la escala de uno de los asesinatos más sonados de los últimos tiempos; donde estuvo encarcelado Daniel Sancho luego de ser arrestado por matar y desmembrar al cirujano colombiano Edwin Arrieta en la vecina isla de Koh Phangan; el escenario donde se desarrolla un juicio que podría terminar con la condena a muerte de Sancho.
Esta semana fue particularmente intensa en torno al tribunal provincial y la prisión debido a los numerosos periodistas que viajaron a Samui para cubrir la apertura del juicio. Pero lejos de la burbuja mediática del caso Sancho, que sólo existió en España, no existió nada que altere la normalidad de esta vibrante isladonde la prensa local apenas dedicó espacio a la historia del caso.
En Samui, los visitantes van a la playa, andan en moto alquilada, fuman marihuana, comen fideos de arroz, hacen excursiones a islas vecinas, compran en mercados nocturnos o reciben masajes sexuales. Pero no tienen idea de quién es Daniel Sancho.
El juicio, luego de tres audiencias celebradas de martes a jueves, fue suspendido hasta el miércoles 17 de abril por coincidir con el Songkran, Año Nuevo Tailandés. Es el festival budista anual más grande de este país asiático, que se celebra durante tres días a partir de la primera luna llena de abril.
La peculiaridad de este festival es que los tailandeses salen a las calles armados con pistolas de plástico y cubos de agua y participan en peleas que duran desde el amanecer hasta el anochecer. “El vertido de agua es un acto importante durante el Songkran, que simboliza limpieza, reverencia y buena suerte”, dijo una publicación de la UNESCO, que incluyó el evento en su lista de El patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. El festival marca el paso anual del sol hacia la constelación de Aries, el primer signo del zodíaco tailandés.
Este sábado también se llevaron a cabo varias ceremonias de agua en el interior de los templos, vertiendo agua perfumada sobre imágenes de Buda. Muchos tailandeses se “bendicen” unos a otros ungiéndose la cara con él. de sor ponguna pasta de talco refrescante derivada de la piedra caliza.
El agua cae en todas direcciones en Samui a pesar de que las autoridades locales advierten que la isla nunca ha tenido niveles de agua dulce tan bajos como ahora. Hace un año, el gobierno local promulgó un racionamiento del agua del grifo para garantizar que hubiera suficiente para los residentes, los hoteles y otros negocios relacionados con el turismo.
Aunque es un razonamiento desigual: los vecinos suelen quejarse de que los grifos de sus casas suelen dejar de funcionar unos días al mes, mientras que en las zonas turísticas no tienen este problema.
“Hay muchos restaurantes que ni siquiera pudieron abrir en unos días porque el grifo estaba seco. Otros tienen que recurrir a tanques de agua. Pero esto normalmente sólo ocurre en los establecimientos que están más hacia el interior o en carreteras secundarias, no en los que están justo en la playa y atienden a los turistas”, protesta el propietario de un restaurante en el sur de la isla. Aunque la mayoría de estos espacios “prioritarios” pertenecen a grandes hoteles que pueden permitirse el suministro privado.
El agua de la isla proviene de humedales y de una tubería submarina que suministra 21.000 metros cúbicos por día, muy por debajo de los 31.000 a 33.000 metros cúbicos diarios necesarios.
La sequía, fenómenos climáticos como El Niño -que reduce las precipitaciones-, una infraestructura en rápido desarrollo que se ha centrado en resorts de lujo, campos de golf y spas consumidores de agua, a lo que hay que sumar un auge de llegada de turistas tras la pandemia, provocaron un escasez que es motivo de gran preocupación en Samuidonde los vecinos ven agua por todas partes, pero cada vez tienen más menos para beber.
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