El crimen organizado en Venezuela y altos funcionarios de PDVSA aprovecharon el sistema cambiario de moneda extranjera de Venezuela para incrementar el valor de fondos obtenidos de la petrolera mediante sobornos y fraudes. Debido a las diferencias entre el tipo de cambio real y el establecido por el gobierno, una red de individuos de Venezuela pudo robar grandes cantidades de dinero de PDVSA.
Eventualmente, en dos transacciones, (una) persona pudo comprar 100 millones de dólares americanos por un valor de 10 millones de dólares americanos, según consta en la demanda. Esto gracias a las diferencias y complejidades del sistema cambiario que existía en Venezuela.
Después de presuntamente obtener US$1.200 millones de PDVSA, los acusados blanquearon el dinero a través de una serie de sofisticados esquemas, como la compra de bienes raíces en Florida, bonos falsificados y fondos de inversión falsos, con el fin de pagar sobornos a funcionarios y miembros de las élites de Venezuela.
Los principales acusados fueron identificados como Matthias Krull, Gustavo Adolfo Hernández Frieri y Francisco Convit Guruceaga, empresario y miembro de las élites venezolanas; Carmelo Urdaneta, exasesor legal del Ministerio de Petróleo y Minería de Venezuela; José Vicente Amparan Croquer, lavador profesional venezolano; Abraham Eduardo Ortega, exdirector de finanzas de PDVSA; el banquero portugués Hugo Andre Ramalho Gois y el banquero uruguayo Marcelo Federico Gutiérrez Acosta y Lara también han sido acusados como parte del caso.