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Elecciones presidenciales En Taiwan. Gana el partido soberanista, el que China no quería, el amigo de Estados Unidos. El vecino autoritario dice que no importa cuán “alborotador separatista” sea su gobierno, la isla rebelde es una parte no negociable de su territorio. El aliado al otro lado del charco envía Taipéi sus felicitaciones junto con una delegación bipartidista de ex altos funcionarios. Dicen que el viaje es a título personal, pero es un viejo truco Washington como gesto de compromiso para mantener relaciones diplomáticas (no oficiales, por eso siempre van los exfuncionarios) y, de paso, embolsarse Beijingque responde endureciendo su retórica y recurriendo a las amenazas habituales.
En su primer accidente del año, las dos superpotencias vuelven a jugar al perro y al gato en Taiwán. Tras la victoria en las urnas de Lai Ching-teun portavoz de Estados Unidos Departamento del Estado Felicitó al pueblo taiwanés por “demostrar una vez más la fortaleza de su sólido sistema democrático y proceso electoral”.
Esta declaración, por Ministerio de Asuntos Exteriores de Chinarepresenta un “grave incumplimiento de las promesas estadounidenses de mantener sólo vínculos culturales, económicos y de otro tipo no oficiales con Taiwán”.
La intervención más dura se produjo el domingo por la tarde desde El Cairo, donde Ministro de Asuntos Exteriores chino Wang Yiquien advirtió que cualquier iniciativa a favor de la independencia de Taiwán sería “severamente castigada”.
El ministro chino, que estaba en Eegipto para reunirse con el presidente Abdel Fattah al-Sisi y presionar a la comunidad internacional para que celebre una importante conferencia de paz para ayudar a resolver la guerra de Gaza, afirmó que Taiwán “nunca ha sido” un país y “no lo será nunca”.
“No importa cuáles sean los resultados de las elecciones, no pueden cambiar esto solo hay una porcelana y Taiwán es parte de ello”, reiteró Wang poco después de que una delegación estadounidense aterrizara en Taipei, en la que figuraban, como figuras relevantes, Stephen Hadley, asesor de seguridad nacional durante la administración de George Bush, y James Steinberg, secretario de Estado adjunto. la administración obama.
“El compromiso de Estados Unidos con Taiwán es fuerte. La democracia de Taiwán ha dado un ejemplo brillante al mundo”, dijo Hadley el lunes durante una reunión con la presidenta Tsai Ing-wen, que permanecerá en el cargo hasta mediados de mayo, el vicepresidente y el ganador de las elecciones asume el poder.
Hasta que Washington envió sus felicitaciones tras su victoria Partido Demócrata Progresista (PDP) en Lai, en China los medios estatales prácticamente evitaron publicar cualquier noticia sobre las elecciones.
Lunes, el periódico Tiempos globales citó a varios académicos chinos que han criticado el apoyo de Washington a Taipei, advirtiendo que si el nuevo líder taiwanés cruza la línea roja, Beijing “tendrá el poder y la determinación para resolver la cuestión de Taiwán de una vez por todas”.
“La visita de ex funcionarios estadounidenses revela una vez más la habitual indulgencia de Estados Unidos hacia los secesionistas taiwaneses”, afirmó Li Haidong, profesor de la Universidad de Asuntos Exteriores de China.
Otro profesor de la Universidad de Xiamen, Zhang Wensheng, señala que es poco probable que las relaciones entre ambos lados del Estrecho de Taiwán sean fluidas y estables en el futuro, ya que Lai podría intentar dar un paso más hacia la independencia de la isla. “Si Lai continúa con la provocación, el continente seguramente aumentará la presión en los frentes económico, militar y diplomático”, señala Zhang.
Además de Estados Unidos, desde Reino UnidoEL unión Europea, Japón y Canadá También felicitaron a Lai por ganar las elecciones con más del 40% de los votos. “El resultado fue un testimonio de la vibrante democracia de Taiwán”, afirmó el secretario de Asuntos Exteriores británico, David Cameron, provocando una reprimenda de la embajada china en Londres, que pidió al gobierno británico “no interferir en sus asuntos internos de China”.
Pero después de la elección de Taiwán, además de las felicitaciones por el tercer mandato consecutivo del PPD, el gobierno taiwanés sufrió un golpe diplomático después de que una de las pocas naciones que todavía apoyaba la soberanía de la isla, Nauru (un pequeño estado de Micronesia), rompió con Taipei para establecer relaciones diplomáticas con China.
Desde que el PPD llegó al poder con Tsai al mando en 2016, ya ha habido una docena de países que han roto relaciones diplomáticas con Taiwán, en gran medida persuadidos por los jugosos proyectos de financiación de China. El nuevo gobierno de Lai comenzará con sólo 12 aliados diplomáticos oficialess.
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