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El utopía de máquina con emociones humanas está cada vez más en auge. En el drama estadounidense de 2013. Sude Spike Jonze, un soltero tímido se enamora de la voz del sistema operativo de su teléfono, mientras la comedia de Maria Schrader soy tu humano (2021), un científico mantiene una relación con un robot humanoide.
En la vida real, la línea entre el hombre y su réplica desaparece. En Japón, por ejemplo, la búsqueda de una pareja real ya no es una opción para muchos, y de hecho, proliferan empresas que ofrecen la posibilidad de producir muñecas-esposas o amantes contra la soledad y para satisfacer cualquier deseo. Y estas ya no son las muñecas inflables de los años 70, sino maniquíes tan reales que fueron puestos a trabajar en burdeles. Nunca faltan al trabajo y el cliente siempre los satisface.
El concepto japonés ha traspasado fronteras. El amor con cualquiera y por cualquier motivo ya está en Berlín y se practica en un ciberprostíbulo, con gafas de realidad virtual y muñecos parlantes.
La pareja que dirige el negocio día a día es extraña. El fundador es el extraño director de cine austriaco. Philip Fussenegger, que por el maquillaje y peinado parece de otro planeta. Su nombre es Adela y en la vida real trabaja como dominatriz. Él es quien da voz a los títeres de Cybrothel a través de un monitor.
Cada huésped decide si quiere o no ser visto por reina de la voz y entre un 20 y un 30% lo prefiere.
A Fussenegger le fascinan las muñecas de tamaño natural y su efecto en las personas. Hace 12 años realizó el cortometraje de siete minutos Demasiado bueno para ser verdad. Se trata de un hombre que vive con muñecas y la experiencia fue tan reveladora que se atrevió a hacer una prueba. Alquiló una habitación de su apartamento a personas que querían tener sexo con Kokeshi, su primera muñeca. Poco a poco se fueron añadiendo más modelos y personajes.
Cada muñeca tiene su propia historia. Milestone, por ejemplo, es manga. Monika es una estrella del porno y la señora Schmidt es profesora. “Puse mucho amor en la señora Schmidt”, dice Adela.
“Al principio los clientes no preguntaban por ella porque sus pechos no eran realistas, excesivamente grandes”. Ahora es el modelo con más reservas. Guy Rider, el muñeco andrógino, aún no se ha recuperado del todo.
“Desafortunadamente, pocas mujeres han llegado tan lejos”, dice Adela. “Aquí y allá, alguna pareja que quiere hacer un trío sin celos, pero yo todavía no he tenido ni un solo cliente”.
La ciberfraternidad recibe sólo de tres a seis visitas diarias, principalmente de hombres de entre 25 y 50 años que disfrutan de la realidad virtual, donde se desarrollan encuentros sexuales y orgías visuales. Pero en este sitio cibrotel Dice ser el sexo del futuro.
Tal vez. La línea entre la realidad y la ficción es cada vez más delgada y, según una encuesta representativa realizada por Sociedad Alemana de Informática En 2019, una de cada cinco personas en Alemania cree que la inteligencia artificial hará que en el futuro sea cada vez más normal que la gente se enamore de los coches.
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