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Un tribunal de París redujo el miércoles la sentencia de un año de prisión impuesta al ex presidente Nicolas Sarkozy por financiación ilegal de campaña, dictaminando que sólo debería pasar la mitad de ese tiempo tras las rejas.
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Pero aunque más leve que la sentencia original, el fallo del miércoles sigue siendo más severo que la sentencia suspendida de un año que solicitaron los fiscales.
El tribunal de apelaciones de París confirmó el veredicto de culpabilidad de un tribunal inferior contra Sarkozy, quien fue declarado culpable de encubrir gastos excesivos e ilegales durante su campaña de reelección de 2012.
Sarkozy fue inicialmente sentenciado a un año de prisión, pero el tribunal de apelaciones dijo que debía cumplir una sentencia de seis meses, con otros seis meses suspendidos.
Sarkozy se ha enfrentado a una letanía de problemas legales desde su único mandato entre 2007 y 2012.
En una serie de casos, fue acusado de delitos de corrupción, soborno, tráfico de influencias y financiación de campañas.
En lo que se conoce como el “asunto Bygmalion”, Sarkozy, de 69 años, fue acusado de colaborar con su partido de derecha, entonces conocido como UMP, con una empresa de relaciones públicas para ocultar la realidad de los costes de su reelección en 2012.
Cuando el tribunal dictó su sentencia de un año de prisión en 2021, se convirtió en el primer presidente francés posterior a la Segunda Guerra Mundial en ser sentenciado a prisión.
Pero el tribunal aclaró que la sentencia debería adoptar la forma de arresto domiciliario controlado electrónicamente en lugar de prisión.
Juicio en 2025
Después de que Sarkozy apeló esa condena –uno de los 10 de 13 acusados que lo hicieron– el juicio de apelación comenzó en noviembre del año pasado.
Hasta el momento Sarkozy no ha cumplido condena en prisión y su caso está bajo apelación.
El ex presidente francés negó “enérgicamente” cualquier irregularidad y acusó a la empresa Bygmalion de enriquecerse a sus espaldas.
Sarkozy insistió en que nunca hubiera imaginado que existiera “un sistema de facturas falsas”.
Pero los fiscales dijeron que Sarkozy gastó casi 43 millones de euros (47 millones de dólares) en su campaña de 2012, casi el doble de los 22,5 millones de euros autorizados.
Francia impone límites estrictos al gasto de campaña.
Las otras 13 personas, entre ellas miembros de la UMP, contadores y ejecutivos de Bygmalion, fueron declaradas culpables de diversos cargos, que van desde falsificación y fraude hasta complicidad en financiación ilegal de campañas.
En 2025, Sarkozy será juzgado por acusaciones de que recibió dinero del fallecido dictador libio Muammar Gaddafi para financiar ilegalmente su exitosa candidatura a la presidencia en 2007.
A pesar de sus reveses legales, el hombre que se presentó como “el hiperpresidente” cuando estaba en el poder todavía goza de considerable influencia y popularidad en la derecha de la política francesa.
Sarkozy también mantuvo relaciones con el presidente Emmanuel Macron. Los medios franceses informaron que los dos cenaron juntos en numerosas ocasiones para discutir sobre política.
Sarkozy también escribió libros que se convirtieron en importantes acontecimientos editoriales.
En su último trabajo, dijo que le gustaría que su protegido y actual ministro del Interior, Gérald Darmanin, sucediera a Macron como presidente francés, destacando sus “cualidades evidentes”, aunque el ministro ha indicado desde entonces que no podría presentarse.
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