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El máximo tribunal administrativo de Francia anuló el jueves la disolución ordenada por el gobierno de un grupo activista climático, Les Soulèvements de la Terre (“Levantamiento de la Tierra”, o SLT), dictaminando que el grupo no había provocado violencia.
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“La disolución del SLT no constituye una medida adecuada, necesaria y proporcionada a la gravedad de las perturbaciones que pueden causarse al orden público”, declaró el Consejo de Estado en un comunicado de prensa.
El grupo fue disuelto en junio por un decreto gubernamental que lo acusaba de alentar la violencia y causar daños a la propiedad.
El gobierno citó protestas que llevaron a enfrentamientos con la policía en una cantera de arena en el oeste de Francia, durante las cuales los manifestantes destruyeron campos y equipos en una granja.
SLT es una coalición de varias asociaciones activistas y estuvo detrás de la manifestación que se opuso a un depósito gigante destinado a almacenar agua bombeada desde el manto subterráneo.
Muchos franceses quedaron impactados por las escenas en Sainte-Soline, donde alrededor de 5.000 manifestantes se enfrentaron junto con más de 3.000 agentes de policía. A continuación, dos manifestantes quedaron en coma y una treintena de agentes de policía resultaron heridos.
El grupo también fue uno de los varios organizadores de una protesta prohibida en junio contra un nuevo enlace ferroviario entre la ciudad oriental de Lyon y Turín en Italia.
El decreto de cierre fue suspendido temporalmente por primera vez en agosto por el mismo tribunal, el Consejo de Estado.
Aplicar leyes antiterroristas a los activistas
La disolución del SLT fue lanzada oficialmente por el Ministerio del Interior justo después de los enfrentamientos de Sainte-Soline en marzo, utilizando poderes que antes se utilizaban para prohibir a los grupos islamistas y de extrema derecha.
La Liga Francesa de Derechos Humanos salió en defensa del grupo afirmando que “tan pronto como los manifestantes llegaron al lugar del embalse, la policía les disparó con armas de guerra: granadas de gas lacrimógeno, granadas paralizantes, granadas explosivas y balas de goma”.
“El despliegue pone a todos los presentes en riesgo de sufrir daños graves”, añadió.
En junio, expertos de las Naciones Unidas instaron a Francia a revisar sus prácticas policiales, expresando preocupación por el “uso excesivo de la fuerza” contra los manifestantes, particularmente en Sainte-Soline.
SLT es parte de una nueva ola de grupos de activistas climáticos más radicales, incluido Extinction Rebellion, que están utilizando la acción directa para resaltar sus advertencias sobre los peligros que enfrenta el planeta.
El grupo había impugnado las acusaciones de violencia durante una comparecencia ante el tribunal en agosto, pidiendo que se suspendiera el decreto para que los activistas pudieran recuperar su libertad de expresión y reunión mientras esperaban el juicio de apelación.
“También hay una emergencia más global”, dijo al tribunal el portavoz del SLT, Basile Dutertre. “Hemos experimentado el mes más caluroso de nuestra historia y los recursos hídricos están en su punto más bajo”.
Esta decisión de cierre, que el SLT apeló inmediatamente, fue criticada por la oposición de izquierda, grupos ecologistas y ONG.
(FRANCIA 24 con )
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